Las connotaciones históricas son reveladoras. Durante la década de los 50, el régimen de Franco había registrado una trayectoria claramente favorable, debido a una serie de acontecimientos beneficiosos en política exterior. Como consecuencia, la economía española mejoró obstensiblemente, en el año 1.958, España ingresaba en el fondo monetario internacional, y al año siguiente, el presidente norteamericano visitaba nuestro país, y el Arzobispo de Sevilla pide un préstamo al Estado de veinte millones de pesetas, sin intereses, para la construcción de un nuevo Seminario. Ni que decir tiene que le fue concedido y se emprendieron las obras sin ninguna dilación. El proyecto lo hizo don Fernando Barquín, uno de los arquitectos de reconocido prestigio en la ciudad por sus lineas innovadoras. Barqín para elaborar el proyecto, visitó Alemania, Bélgica y Holanda como ciudades de novísima arquitectura funcional.
En el Seminario de Sánlucar de Barrameda se apilaban en el antiguo convento de San Francisco unos trescientos alumnos, el nuevo arzobispo por aquella época, Don José María Bueno Monreal, captó desde su primera visita al Seminario, que el edificio no tenía las condiciones mínimas para aquellos trescientos niños, adolescentes y jóvenes. Además, muchos aspirantes no eraan aceptados por falta de espacio, a pesar de las ampliaciones que se venían haciendo en Sánlucar. Por eso, aceptó desde el primer momento la oferta que Don Antonio Tineo Lara le presentaba para la construcción de un nuevo Seminario. Ante la carencia de espacio, el Cardenal se vió obligao a ocupar una parte de un convento de religiosas del cerro de los Sagrados Corazones, en San Juan de Aznalfarache, pero aquello duraría poco, sólo mientras se construía el nuevo Seminario de Pilas.
En el Seminario de Sánlucar de Barrameda se apilaban en el antiguo convento de San Francisco unos trescientos alumnos, el nuevo arzobispo por aquella época, Don José María Bueno Monreal, captó desde su primera visita al Seminario, que el edificio no tenía las condiciones mínimas para aquellos trescientos niños, adolescentes y jóvenes. Además, muchos aspirantes no eraan aceptados por falta de espacio, a pesar de las ampliaciones que se venían haciendo en Sánlucar. Por eso, aceptó desde el primer momento la oferta que Don Antonio Tineo Lara le presentaba para la construcción de un nuevo Seminario. Ante la carencia de espacio, el Cardenal se vió obligao a ocupar una parte de un convento de religiosas del cerro de los Sagrados Corazones, en San Juan de Aznalfarache, pero aquello duraría poco, sólo mientras se construía el nuevo Seminario de Pilas.
3 comentarios:
Estoy muy interesado en su historia del Seminario de Pilas, porque yo formé parte del curso que, en 1959, comenzó su primer año en Pilas, aún en construcción, y fué el año siguiente cuendo fueron llegando los demás cursos.
Un cordial saludo
Juan LOPEZ ESCORZA
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