viernes, 25 de febrero de 2011
EL PREGON DE LA SEMANA SANTA
Cuando terminamos de escuchar en el salón a la Banda de Música los compases de la marcha "AMARGURA", abrimos la cuenta atrás de la consagración de la Primavera.
El pregonero tendrá en sus manos la teoría completa, ética y poética, de la Pasión según Sevilla.
Ya empezamos a vivir el Pregón. Todo parecerá distinto en los próximos dias: los rostros, las calles, las relaciones personales, el mediodia, la medianoche. El pregonero tendrá, en su voz, todo lo nuevo y todo lo viejo de su propia vivencia cofradiera. Su infancia entera estará allí, puesta sobre el escenario de un Salón, con la sangre heredada de su gente, sus recuerdos, su intransferible experiencia sevillana y toda la singularidad de los sentimientos y pensamientos que lo conformaron.
Por eso es posible el Pregón, porque es vivencia, experiencia e historia personal de cada pregonero, porque es visión de dentro a fuera, porque cada Semana Santa es distinta. Y esa experiencia del pregonero resulta entonces mágica e inagotable, crece en nosotros y nunca se termina ni aún después de finalizar el discurso del pregonero.
En eso radica lo extraño y sorprendente de la Semana santa. En esto se sustenta la necesidad del Pregón. Ese aldabonazo, verdadero y cabal, que pone sobre tus pies todas las trabajaderas ocultas en lo más autentico del alma sevillana.
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