Mi deseo más profundo es que las familias hayan podido vivir en paz y armonía en estos dias tan señalados, pues ese ha sido mi cometido, como Rey Melchor, hacer lo posible para que se cumplan vuestros deseos, he intentado llevar a cada uno de vuestros hogares, Esperanza y Felicidad, además de presentes y regalos, todos ellos llenos de amor y de ilusión, sentimientos que comparto con vosotros y que debéis esforzaros por conservar durante toda vuestra vida, pero a cambio, sólo pediros que no dejéis caer en el olvido valores tan importantes como el esfuerzo y la constancia. Parece que la humanidad está perdiendo el espíritu de progreso, las ganas de luchar, de esforzarse por seguir adelante y mejorar cada día un poco más. Todo lo que podáis conseguir a lo largo de nuestras vidas será el resultado de vuestro sacrificio, por eso no debeis relajaros y dejar que la desidia os lleve a una vida gris y sin metas. El trabajo, el esfuerzo constante, el tesón y la vehemencia, son los principios que deben estar presentes siempre, en todo lo que os propongáis y convenceros de que no hay otra manera de conseguir que vuestros proyectos se conviertan en triunfos.
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