La Macarena es una síntesis maravillosa de los dos estados más esenciales y elementales del alma humana. El dolor y el gozo. Estas dos coordenadas en que se mueve nuestra vida.
Y la Macarena se encuentra en el centro de la intersección de las dos. Participa al mismo tiempo de ambas. Y por esto los hombres encuentran en ella siempre, en todas las ocasiones, un eco fiel de su estado psicológico.
Cuando lloro y la miro, siento que sus ojos lloran conmigo.
Cuando soy feliz y la veo, su sonrisa rima con mi alegría.
Y por contraste y compensación, cuando lloro su sonrisa me consuela y alegra mis lágrimas: cuando río, sus lágrimas temperan y moderan lo excesivo de mi goce.
Y la Macarena se encuentra en el centro de la intersección de las dos. Participa al mismo tiempo de ambas. Y por esto los hombres encuentran en ella siempre, en todas las ocasiones, un eco fiel de su estado psicológico.
Cuando lloro y la miro, siento que sus ojos lloran conmigo.
Cuando soy feliz y la veo, su sonrisa rima con mi alegría.
Y por contraste y compensación, cuando lloro su sonrisa me consuela y alegra mis lágrimas: cuando río, sus lágrimas temperan y moderan lo excesivo de mi goce.
A la Macarena no la hizo nadie. Nadie es capaz de hacerla ni de soñarla. A la Macarena la hizo Sevilla.
Por eso se llama Esperanza, ella es la cosa más bella que hay en el mundo. La que consuela al que llora, y la que alienta al que rie.
Para que pueda rimar
con tu nombre, Macarena,
tengo una palabra "pena"
amarga como la mar,
y tengo el dulce cantar
de un árcangel " gracia plena",
para que pueda rimar
con tu nombre, Macarena...
La pena con tu dolor,
que eres Madre Dolorosa;
y la gracia, por ser rosa
del amor.
Y uniendo gracia con pena
va el broche de tu sonrisa...
Ya está la rima precisa
de tu nombre, MACARENA
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